Dueños de restaurantes, sommeliers y periodistas especializados asistieron a la primera degustación de vinos del proyecto “Growers” (productores) que la Universidad de Chile y FIA desarrollan para el “Fortalecimiento de la transferencia tecnológica y capacidad de difusión del vino campesino a viticultores del secano”, que busca darle valor cultural y económico a los cultivos patrimoniales de los Valles del Maule e Itata.
Estos vinos de las variedades Cinsault y País de la cosecha 2016 fueron producidos con la asesoría de enólogos y viticultores que apoyaron a los productores del secano interior del Maule e Itata, y es la primera cosecha de un total de tres que contempla el proyecto dirigido por especialistas del Departamento de Agroindustria y Enología de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, con financiamiento de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA).
En la ocasión también se dio a conocer el sitio web página web https://www.vinospatrimoniales.cl y el sello “Vinos Patrimoniales de Chile”, que será utilizado por los 20 productores que participan en el proyecto y también por otras iniciativas por FIA, como en Codpa con el Pintatani, Pajarete en San Felix y Alto del Carmen, Chacolí en el Valle de Colchagua, entre otros, con lo cual se busca que los consumidores reconozcan la marca y esto contribuya a la comercialización de los vinos.
Fueron cuatro los vinos degustados en la ocasión, tres de variedad País y uno de Cinsault. Lo que podemos afirmar acerca de los vinos es que todos están correctamente elaborados, son de buena calidad y con las asesorías en vinificación y manejo de bodega lógicamente se elevó el nivel de los mismos en comparación a la forma habitual de producir de esos viñateros. Sin embargo, constatamos una cierta homogenización en el estilo de los vinos, considerando que son “vinos patrimoniales” y que provienen de productores del secano de larga tradición. Para graficarlo de alguna manera, los vinos están demasiado “armados”, demasiado “correctos”, más próximos a un estilo comercial en el que se pierden las características más singulares de los vinos del secano, de los vinos producidos por campesinos de manera tradicional.
Si bien ese estilo “más correcto”, “más comercial” puede ayudar a que consumidores menos avezados se atrevan a comprarlos y consumirlos, estos “vinos patrimoniales” demasiado “correctos” entran a competir con miles de otros vinos también de estilo más comercial, con lo cual pierden su ventaja de tener singularidades únicas por ser vinos campesinos, con sus toques rústicos donde prevalece la fruta pura y denotan en sus aromas y sabores el secano, el terruño.
Proyectos como éste lógicamente que contribuyen a que pequeños productores elaboren sus vinos con mejores prácticas de higiene y manejo de los viñedos, elevando la calidad de los mismos y evitando defectos, pero consideramos que al acercarse a un estilo más comercial pierden el gran potencial y características que los diferencian de la gran oferta de vinos que hay en el mercado.
Este proyecto U. de Chile/FIA, así como otros similares de asesoría en la vinificación para elevar la calidad de los vinos, no contempla una de las aristas más importantes para alcanzar un real salto en el protagonismo de estos vinos campesinos en el escenario nacional e internacional: la comercialización.
Los miles de pequeños productores de vinos que existen en el campo chileno desarrollan esa actividad desde hace generaciones, y si bien muchos venden sus uvas a medianas y grandes viñas o venden sus vinos a granel a muy bajos precios, el “cuello de botella” que enfrentan desde hace muchas décadas es justamente la comercialización de sus productos.
Los próximos proyectos de este tipo que buscan mejorar la calidad de los vinos campesinos y la vida de sus productores, necesariamente deben considerar la comercialización de los mismos, con creación de canales de distribución o intensas campañas junto a distribuidores ya existentes que permitan que los vinos lleguen al conocimiento y estén al alcance de los consumidores.
Se valoran proyectos como éste de la U. de Chile y FIA, pero necesariamente, para lograr un real impacto entre los pequeños productores y sus estándares de vida, es fundamental implementar iniciativas que busquen romper con las trabas a la comercialización de “nuevos” actores en el mercado vitivinícola.
(Alejandro Tumayan – todovinos.cl)