A pesar de muchas idas y venidas en sus 92 años de existencia, persiste la vocación vitivinícola del INIA Cauquenes, creado en 1925 como Estación Experimental, en los mismos terrenos donde funcionó la primera Escuela de Vitivinicultura de Chile, fundada en 1895 y cuyo funcionamiento fue de solamente una década, hasta 1905.
Por su posición geográfica, su configuración topográfica, su suelo y clima, la zona de la costa que forma la provincia de Maule tiene mucha analogía con la costa norte y central de Portugal, con ciertas partes de la costa norte de España, y la del sur oeste de Francia, afirmaba el francés René Le Feuvre en informe al gobierno chileno en 1890, que elegiría a Cauquenes como sede de la Escuela de Vitivinicultura de Chile.
Tras un incendio que destruyó las instalaciones de dicha Escuela, en el año 1925 es creada la Estación Experimental de Cauquenes, precediendo a la fundación del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA).
Se quemó todo porque no había agua suficiente para sofocar las llamas, nos relata el ingeniero agrónomo y enólogo Arturo Lavín Acevedo, acerca del siniestro que destruyó las instalaciones de la Escuela de Vitivinicultura. Lavín trabajó 42 años en el INIA Cauquenes, y ahora retirado hace cinco años, es un fiel testigo de esas idas y venidas en el desarrollo, apogeo y caída de la institución, la cual en estos días persiste, como dijimos, en su vocación vitivinícola bajo otros formatos de funcionamiento y disminuida respecto del pasado, pero persevera con nuevas iniciativas y proyectos que miran hacía el presente y futuro.
Llegamos a tener 120 hectáreas de viñedos, todas de secano interior, 70 trabajadores de campo, bodega propia y más de 20 productos, entre ellos el asoleado, la mistella y vinos de Cot Rouge, Carignan, vinos blancos secos y experimentos con más de 40 variedades de uvas viníferas, pues la investigación era fundamental, era nuestra motivación y horizonte, recuerda Lavín.
En esos tiempos, final de los años 60 y los 70, había una lógica de hacer carrera, de especialización e investigación que avanzaba poco a poco, como tiene que ser, con sus debidos tiempos de desarrollo, nos relacionábamos con otros centros de investigación a nivel mundial y los profesionales viajaban al exterior a hacer especializaciones y doctorados, añade.
Lavín sostiene que en los años 80 comenzó a regir una lógica nueva de financiación, a través de proyectos, y el INIA se quedó sin presupuesto propio. Los recursos pasaron a la FIA (Fundación para la Innovación Agraria) y la lógica que se impuso fue la del trigo, la cual en términos de investigación y resultados supone hasta 4 años, tiempo que no funciona con la viticultura, ya que en 4 años las parras recién comienzan a entregar frutos.
En ese contexto, el agrónomo y enólogo señala que se impuso la lógica de presentar proyectos de hasta 4 años, lo que limitó el trabajo de investigación. Entonces lo que se realizaba a nivel de proyectos e investigación eran cosas muy específicas, de corto aliento y restringidas en el tiempo.
Tras años de producción de vinos muy novedosos, resultado de los cultivos y experimentos que hacíamos en el INIA Cauquenes y en la bodega que estuvo a cargo durante años de Juan Pedro Sotomayor, en los años 80 la bodega que existía desde 1946 fue quedando fuera de uso y desmantelada. Años después, entre los años 1994 y 2000 mantuvimos una bodega de menor tamaño pero que funcionaba muy bien. Teníamos de todo, cubas, filtro, embotelladora, etc., pero los directivos nacionales de turno decidieron que el INIA Cauquenes no podía seguir produciendo vinos y competir con la empresa privada, así que se remataron todos los equipos, quedamos sin bodega nuevamente y sin producir vinos, lamenta Lavín.
Actualmente, lo que quedó físicamente de esa bodega se arrienda a privados. Pero a pesar de todo, nuevos aires soplan en el INIA Cauquenes, aunque bajo el formato a que se refería Lavín, o sea, proyectos específicos y de corto aliento, algo lejos de la investigación, estas iniciativas han mantenido esa vocación vitivinícola de esta histórica Estación Experimental. Algunas de esas iniciativas, a nuestros ojos, no son del todo rescatables, pues hacen más ruido de lo que realmente sirven a los productores vitivinícolas a quienes se supone están dirigidas, sin embargo, hay otras que sí están bien enfocadas y ayudan a que el conocimiento y la información llegue a la gente del campo. Y específicamente uno de ellos, tal vez el más reciente, ha cambiado un poco la cara del INIA Cauquenes, dándole, aunque no con toda la fuerza que se desearía, un nuevo impulso que conecta a los profesionales de la vitivinicultura con los productores de la zona.
Hemos acompañado este proceso que aún está en curso, y se trata de un proyecto ejecutado por el INIA Cauquenes, la asociación gremial de viñateros VidSeca Cauquenes y el financiamiento del Programa de Gestión para Zonas Rezagadas de la Región del Maule.
El laboratorio enológico está rehabilitado, con equipos y personal; se han realizado decenas de visitas a los viñateros de la zona desde la vendimia pasada hasta la fecha, asesorándolos en materia de vinificación, guarda y embotellación; se han realizado varias visitas en el ámbito de la viticultura, con asesorías en poda y cultivo; y ya está lista la remodelación de las instalaciones que albergarán un centro de proceso, faltando solamente la máquina embotelladora ya adquirida y que llegará prontamente de Italia.
Este proyecto ha tenido sus primeros resultados tras casi un año de trabajo, lo cual se puede constatar con el nivel de los vinos de los productores de la zona de Cauquenes y asociados a VidSeca. En este año los viñateros recibieron información, asesoría y acompañamiento de profesionales que si bien no buscaron alterar la forma que esos productores tienen de hacer sus vinos, les dieron importantes subsidios para mejorar el manejo en bodega, logrando así vinos de muy buen nivel, mejorando sustantivamente respecto de años anteriores y sin alterar las características de sus terruños y/o productores.
En la reciente Fiesta del Vino País de Cauquenes, a fines de Octubre, un panel de profesionales entre enólogos, sommeliers y periodistas especializados, realizaron una cata a ciegas de 29 vinos de la zona, y los comentarios que registramos son unánimes en constatar que la calidad de los mismos es ahora de un nivel superior, manteniendo las características de vinos no industriales, producidos a pequeña escala y algunos con rasgos más rústicos pero sin defectos o problemas que en años anteriores se podían constatar en algunos de ellos. Entre todos los vinos hay algunos que se destacan y alcanzan altos niveles de calidad.
Este proceso de mejorar la calidad en el proceso de vinificación de los vinos de los productores de Cauquenes ha revitalizado y traído un nuevo aire a la histórica Estación Experimental, y aunque tal vez nunca vuelva al nivel de actividad y protagonismo de antaño, como relató el enólogo Arturo Lavín, al menos el centro está prestando valiosos servicios a los viñateros locales cuyos resultados ya se pueden constatar en los vinos, viñedos y bodegas de estos pequeños productores vitivinícolas de Cauquenes.
(Alejandro Tumayan – todovinos.cl)
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