La semana pasada Valparaíso Casablanca fueron sede de la reunión anual de la red Capitales Mundiales del Vino, integrada por nueve ciudades de primera importancia en la producción de vino y el turismo en torno al vino a nivel mundial. Es de suma relevancia que Valparaíso Casablanca estén en esta red mundial y que haya sido sede de la reunión anual, por eso es necesario realizar algunas reflexiones al respecto, para que este emblemático valle vitivinícola chileno se ponga a la altura de sus congéneres de la Great Wine Capitals Global Network.
El Valle de Casablanca comenzó a desarrollarse como tal por los años de 1990 de la mano de las familias Morandé y Villard. Desde esa época a la fecha su desarrollo ha sido ininterrumpido, y actualmente es un valle muy cotizado por sus vinos blancos, espumantes y tintos de clima frío, donde importantes viñas tienen viñedos y bodegas, y otras de menor tamaño pero de excelentes vinos colocan en alto el nombre de Casablanca a nivel nacional e internacional.
Sin embargo, este desarrollo ha sido –como gran parte del desarrollo chileno—bastante desigual y “esquizofrénico”, donde a pesar de la cantidad de viñas presentes en la zona, hasta hace un par de años atrás sus vinos eran imposibles de encontrar en los restaurantes locales, el enoturismo parecía reservado para turistas extranjeros y la importancia y relevancia de las viñas locales en el exterior estaba casi totalmente desasociada de la realidad local.
De unos años a esta parte esta triste realidad ha ido cambiando, y para bien. En ese sentido ha sido fundamental el trabajo realizado por la Asociación de Empresarios Vitivinícolas del Valle de Casablanca, y desde 2017 recibió un nuevo impulso con el apoyo decidido a este trabajo de parte del alcalde Rodrigo Martínez Roca y su concejo municipal.
El inicio de este cambio se inició con la gestión de Giorgianna Cúneo a la cabeza de la asociación gremial vitivinícola de Casablanca, y después ha sido reforzado con las gestiones de su actual presidente Mario Agliati y sus buenas relaciones de trabajo con las autoridades municipales.
En ese contexto, el Valle de Casablanca ha ido despertando poco a poco, ha ido dejando de lado esos rasgos “esquizofrénicos” que lo caracterizaban y comenzó a conectarse con el territorio, con la comunidad, con la gente de Casablanca y los miles de personas que pasan a diario por allí rumbo a Valparaíso/Viña del Mar/Santiago.
Un ejemplo es la realización de la Fiesta de la Vendimia, que hasta hace muy poco no se realizaba. A pesar de tener varias décadas de existencia como importante productor de vinos de excelencia, el Valle de Casablanca funcionaba como dándole las espaldas a la tierra y gentes donde producía sus uvas y vinos. Ahora ya se han realizado cinco ediciones de la Fiesta de la Vendimia, incorporando a los lugareños y miles de turistas nacionales y extranjeros que llegan en los dos días de celebración a degustar sus vinos y saborear las ricas especialidades gastronómicas de la zona.
Otro actor muy relevante en esta positiva transformación o “sanación” del Valle de Casablanca de su extremo individualismo ha sido la familia Donoso, quienes desde el restaurante Macerado han colocado (literalmente) en la boca de miles de comensales los vinos y las delicias gastronómicas elaboradas con carnes, verduras, pescados, mariscos y frutas de productores locales, quienes se caracterizan por tener pequeñas propiedades con producciones orgánicas de vegetales y criaderos de animales a pequeña escala, o sea, sin los químicos o antibióticos de la gran industria.
Por cierto que la ubicación del Valle de Casablanca, entre Santiago y Valparaíso/Viña es un plus que juega a favor, pero esto ha sido sub aprovechado durante años, y solo ahora se vive un interés y demanda un poco acorde a la gran cantidad de viajantes que pasan por sus tierras, pero todavía muy por debajo de lo necesario. Por ejemplo, todavía en gran parte de los restaurantes del pueblo de Casablanca no se encuentran los vinos del valle.
En estos días recién pasados, por ocasión de la reunión anual de la red Capitales Mundiales del Vino, las 80 personas de las delegaciones de las nueve ciudades han podido conocer el Valle de Casablanca, degustar sus vinos in situ y además conocer la ciudad de Valparaíso.
En los históricos salones del Club Naval de la ciudad-puerto se realizó una muy interesante degustación de los vinos de las Capitales Mundiales del Vino, lo que permitió a los asistentes degustar los vinos de Rioja (España), Bordeaux (Francia), Mainz (Alemania), Verona (Italia), Mendoza (Argentina), Adelaida (Australia), Porto (Portugal), Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Solo faltaron los vinos de Napa Valley, los cuales no llegaron a causa de la situación muy difícil que viven las bodegas de esta zona de California afectada por incendios.
La experiencia fue muy valorable, pues invitados y prensa especializada tuvo la oportunidad de degustar decenas de vinos de todas esas importantes zonas productoras. El servicio estaba bueno, con vinos a temperatura adecuada pero el cocktail complementario era de un nivel amateur, para ser sincero, francamente malo, muy lejos del nivel de los vinos y de la importancia de lo que ahí ocurría. Y son este tipo de fallas que sorprenden en la organización de eventos del Valle de Casablanca, pues no es la primera vez que cosas de este tipo ocurren. Si por un lado las cosas funcionan casi a la perfección, por otro se caen en cosas muy básicas pero de primera relevancia.
Menciono esto del cocktail en el wine tasting del Club Naval porque son ocasiones en que todo debe resultar al menos a un nivel razonable, pero no, se repiten fallas que denotan una improvisación o desdeño hacía la propia importancia del evento. Esto no lo digo con el afán de criticar negativamente, al contrario, sino para contribuir a corregir esos graves errores y desvelar una cierta falta de preocupación con detalles o cosas menos protagónicas que se reiteran en la organización de eventos de parte del Valle de Casablanca, y singularmente en este de las Capitales Mundiales del Vino donde habían delegaciones de las nueve ciudades productoras de primera importancia en el mundo vitivinícola global.
Como dije antes, de un tiempo a esta parte se nota un nuevo impulso en el trabajo de la Asociación de Empresarios Vitivinícolas del Valle de Casablanca, presidida por Mario Agliati, pero todavía resta trabajo por hacer, se necesita más profesionalismo del equipo, que haya mayor compromiso y valorar la importancia de la imagen que transmiten tanto a turistas, delegaciones, empresarios y prensa.
La cena de clausura de la reunión anual de las Capitales Mundiales del Vino se realizó en Viña Veramonte y estuvo perfecta. Sin pompa pero a la vez sin improvisaciones, los invitados, delegaciones y prensa eran recibidos en los jardines de la Casona Veramonte. Lo lamentable fue que las delegaciones llegaron desde Valparaíso con retraso y ya era de noche, o sea, en una oscuridad casi completa desembarcaron para llegar a un cocktail, degustación de vinos y espumantes en los jardines donde no se veía nada. Otra vez casi perfecto pero falla en el transporte, horario, no se sabe, y al final se ingresó al gran salón de la Casona Veramonte para la cena, discursos y premiación.
Pero para concluir en positivo pero sin dejar de lado la necesidad de corregir pequeños importantes errores, en la cena de clausura de la reunión anual de las Capitales Mundiales del Vino se vivió un grato y alegre momento. Y además del buen servicio, impecable cena y cómodas instalaciones, se vislumbró en la ocasión ese nuevo impulso que ojalá el Valle de Casablanca lo capitalice en acciones y eventos perfectos.
Sorprendió la ausencia del alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, pero había una delegación del municipio liderada por el legendario y ahora concejal Compañero Yuri, quien junto al alcalde Martínez posaron para memorable foto. No sabemos las razones de la ausencia del edil porteño, pero es muy extraño que no haya comparecido, pues estos eventos son justamente donde autoridades locales deben dar la relevancia que se debe a este tipo de “vitrinas” internacionales, sobre todo hablando de una ciudad que cada vez vive más del turismo como es Valparaíso.
Los nuevos aires renovadores que reafirmarán el trabajo que se está realizando en la capital del vino Valparaíso Casablanca estuvieron reflejados en el compromiso, presencia y disposición de personajes como el incansable Mario Agliati, el alcalde Martínez y el anfitrión de la noche, el enólogo y gerente general de Viña Veramonte, Rodrigo Soto, quien lidera hace años la transformación de esta viña hacia un presente y futuro ecológico, algo que prevalecerá cada vez más en el mundo en general y en el mundo del vino en particular.
Valparaíso debe dar mayor importancia a Casablanca como aliado a nivel de turismo, donde ahora mismo ya se complementan pero podría ser mucho más potente. Y Casablanca debe seguir en la senda por la que ya camina, profundizando el trabajo que se lleva a cabo actualmente, conectándose más con la gente de la zona, con los locales comerciales, restaurantes, etc., y de la mano de la asociación de empresarios vitivinícolas terminar con ese individualismo empresarial de algunas viñas que aún persiste, integrándolas más a las iniciativas del valle.
Podemos concluir que Valparaíso Casablanca cumplió bien su papel de anfitrión de la reunión anual de las Capitales Mundiales del Vino, y es de esperar que fallas que persisten no sean miradas como menores y obviadas, sino analizadas y corregidas para que este gran polo productor de vinos de excelencia y la ciudad-puerto patrimonio de la Humanidad tengan cada vez más relevancia y reciban más visitantes nacionales y extranjeros.
Great Wine Capitals Global Network está conformada por Bordeaux (Francia), Mendoza (Argentina), San Francisco Napa Valley (EEUU), Adelaida (Australia), Bilbao Rioja (España), Mainz Rheinhessen (Alemania), Porto (Portugal), Verona (Italia) y Valparaíso Casablanca Valley (Chile).
(Alejandro Tumayan – todovinos.cl)