El INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura) aprobó como práctica enológica lícita la desalcoholización de los vinos”, reza la página oficial de comunicados desde el Gobierno Nacional. Se trata de un paso clave para el desembarco de la producción vitivinícola argentina en nuevos mercados externos.
Este miércoles la resolución 5/2024 firmada por el presidente actual del INV, Carlos Tizio, declara la aprobación “como práctica enológica lícita la “Desalcoholización del Vino””.
De esta manera, se incorporan a la Ley General de Vinos 14.878 los productos Vino Parcialmente Desalcoholizado y Vino Desalcoholizado o Vino Sin Alcohol.
El Vino Parcialmente Desalcoholizado se define como el producto obtenido por desalcoholización parcial de vino que presenta una disminución del contenido alcohólico del vino por desalcoholización superior al veinte por ciento volumen (20 % vol.), siempre que su contenido alcohólico volumétrico final sea igual o superior a cero coma cinco por ciento volumen (0,5 % vol.)
Mientras que el Vino Desalcoholizado o Vino sin Alcohol es el producto obtenido por desalcoholización del vino que presenta un contenido alcohólico menor a cero coma cinco por ciento volumen (0,5 % vol.).
Ahora bien, la resolución se extiende a lo largo de 7 artículos y remarca principalmente que “para realizar la práctica de desalcoholización, sólo se podrán utilizar los equipos que autorice el propio INV”, y que el mismo “fijará la disminución máxima del grado alcohólico y la merma de cada uno”.
También le pusieron un tope a la alcoholización y se detalla como práctica enológica lícita “la corrección del contenido de etanol del vino como máximo hasta un 20%”.
Entre los considerandos de la resolución se apela a legislaciones comparadas y se ejemplifica con las decisiones para la producción de vinos desalcoholizados que llevaron a cabo en su momento países como Estados Unidos, Chile o Sudáfrica, pero también de las exigencias para su denominación comercial en China, Australia, Nueva Zelanda o el bloque común de la Unión Europea.
“Lo que motiva al mercado vitivinícola actual a innovar, desarrollar e incorporar nuevos productos vitivinícolas que contengan menor graduación alcohólica, debido al aporte calórico del alcohol”, justificaron.
Sin embargo, la decisión no está exenta de críticas y preocupaciones por parte de diversos sectores.
Por un lado, se argumenta que esta medida podría afectar la tradición vitivinícola argentina y la calidad de los productos, al modificar aspectos fundamentales del proceso de elaboración del vino. Además, existen inquietudes sobre el impacto que la disponibilidad de vinos sin alcohol podría tener en la cultura y el consumo de vino en el país.
Mientras que por el otro lado, defensores de la medida sostienen que la desalcoholización ofrece una opción más amplia para los consumidores, incluidos aquellos que buscan vinos con menor contenido alcohólico por razones de salud o preferencia personal.
Asimismo, se argumenta que esta práctica podría impulsar la innovación en la industria vitivinícola argentina y abrir nuevas oportunidades de mercado tanto a nivel nacional como internacional.
(medios locales)