La reciente visita del primer ministro australiano, Anthony Albanese, a China marca un punto de inflexión en las relaciones diplomáticas y comerciales entre ambos países, tras años de tensiones y desencuentros. Desde la última visita de un líder australiano a China hace siete años, las relaciones bilaterales habían alcanzado uno de sus momentos más bajos. Esta visita, por lo tanto, representa un esfuerzo significativo por parte de ambas naciones para reconstruir puentes y fomentar un entendimiento mutuo en diversos ámbitos, especialmente en el comercio.
Las tensiones entre Australia y China se agudizaron durante la pandemia, cuando el entonces primer ministro australiano, Scott Morrison, adoptó una postura crítica hacia el régimen chino. Las acciones de Morrison, que incluyeron solicitar una investigación independiente sobre el origen del Covid-19 en Wuhan, prohibir la red 5G de Huawei en Australia y acusar a China de actividades de espionaje, provocaron una fuerte reacción por parte de Pekín. En respuesta, China implementó una serie de sanciones económicas y aranceles a productos australianos clave como el carbón, el vino, la carne de vacuno, la cebada y las langostas, lo que exacerbó el desequilibrio comercial y puso en riesgo importantes sectores de la economía australiana.
El caso del vino australiano es particularmente ilustrativo de estas tensiones. Antes de la imposición de sanciones por parte de China, el vino australiano gozaba de una posición privilegiada en el mercado chino gracias a un acuerdo de libre comercio firmado en 2015, que lo eximía de aranceles. Sin embargo, en 2021, China impuso un gravamen del 218% sobre la mayor parte del vino australiano, lo que resultó en una caída dramática de las exportaciones y afectó gravemente a los productores que dependían del mercado chino.
Durante su visita a Pekín, Albanese logró avances significativos en la restauración de las relaciones bilaterales. Uno de los compromisos más notables obtenidos por el primer ministro australiano fue la promesa de China de revisar los aranceles impuestos al vino australiano. Este gesto es un claro indicativo de la voluntad de China de mejorar las relaciones y podría marcar el inicio de un proceso de normalización del comercio bilateral.
Además de los temas comerciales, la visita de Albanese a China también ha tenido implicaciones políticas. La liberación de la periodista australiana Cheng Lei por parte de China, después de tres años de detención, y las conversaciones en curso sobre la situación del escritor australiano Yang Hengjun, detenido en China bajo cargos de espionaje, indican un esfuerzo por parte de ambos gobiernos para abordar asuntos sensibles y mejorar la cooperación bilateral.
En el contexto más amplio de la política internacional, la visita de Albanese a China se produce en un momento en que Australia busca equilibrar sus relaciones con su mayor socio comercial, China, y su principal aliado de seguridad, Estados Unidos. La participación de Australia en la alianza de seguridad Aukus, junto con Estados Unidos y Reino Unido, demuestra su compromiso con una región del Indo-Pacífico segura y estable, mientras busca mantener y mejorar las relaciones económicas con China.
La reciente visita de Albanese a China puede considerarse un paso importante hacia la normalización de las relaciones entre estos dos países. Si bien aún existen desafíos y diferencias significativas, los gestos recientes de ambas partes sugieren una disposición a dialogar y colaborar en beneficio mutuo. Este desarrollo no solo es crucial para Australia y China, sino también para la estabilidad económica y política en la región del Indo-Pacífico.
(vinetur.com)