Científicos confirman el consumo de vino en la antigua Troya

Un equipo de investigadores de las universidades de Tubinga, Bonn y Jena ha conseguido por primera vez pruebas químicas que confirman el consumo de vino en la antigua ciudad de Troya. Los resultados del análisis, publicados en la edición de abril del American Journal of Archaeology, confirman una sospecha que Heinrich Schliemann ya planteó en el siglo XIX, cuando descubrió el emplazamiento de la ciudad fortificada. Además, el estudio muestra que el vino no era una bebida exclusiva de la élite, sino que también lo consumían personas de clases populares.

La investigación se centró en los depas, unas copas de cerámica con dos asas y base estrecha que miden entre 12 y 40 centímetros de altura y pueden contener entre 0,25 y 1 litro de líquido. Estas vasijas, conocidas por los arqueólogos desde hace décadas, han aparecido en número superior a un centenar en Troya, datadas entre los años 2500 y 2000 a.C., y también han sido halladas en otras zonas del Egeo, Asia Menor y Mesopotamia. En la Ilíada, este tipo de copa ya se menciona como parte de rituales festivos entre los dioses, lo que llevó a Schliemann a pensar que también se usaban de esa forma entre los humanos.

Uno de los depas conservados, junto con dos fragmentos más, se encuentra en la colección de arqueología clásica de la Universidad de Tubinga. Para el análisis, Maxime Rageot, de la Universidad de Bonn, extrajo una muestra de 2 gramos de los fragmentos y los sometió a calor a 380 grados centígrados. A continuación, aplicó técnicas de cromatografía de gases y espectrometría de masas para identificar los compuestos presentes. El análisis reveló la existencia de ácidos succínico y pirúvico, indicadores de la fermentación del zumo de uva. Según Rageot, estos compuestos solo aparecen cuando la uva se convierte en vino, lo que permite afirmar que el contenido original no era solo zumo, sino vino fermentado.

Hasta ahora se pensaba que estas copas, por su presencia en palacios y templos, solo se usaban en ceremonias importantes y en círculos de poder. Sin embargo, el mismo equipo también analizó vasos encontrados en la zona exterior del asentamiento, más allá de la ciudadela, donde vivían personas sin rango social elevado. Estos recipientes, de uso común, contenían también restos químicos de vino, lo que indica que la bebida formaba parte de la dieta diaria de la población general.

Las excavaciones en Troya, situada en la actual localidad turca de Hisarlık, fueron dirigidas por la Universidad de Tubinga entre 1987 y 2012. Desde entonces, el material recuperado sigue siendo objeto de análisis en diferentes laboratorios. Según la presidenta de la universidad, Karla Pollmann, este nuevo hallazgo aporta una pieza más para comprender cómo era la vida cotidiana en la ciudad que inspiró los relatos homéricos.
(vinetur.com)