Inversores chinos buscan vender viñedos en Burdeos

En los primeros años del siglo XXI, el vino de Burdeos despertó una gran pasión entre los inversores chinos, y eso se tradujo en un boom de ventas de vinos de Burdeos a China, llegando a los 71 millones de botellas anuales, según datos del Consejo de Vinos de Burdeos.

El aumento del consumo en el gigante asiático hizo que muchos entonces se lanzasen a invertir en viñedos de Burdeos. Fue el caso de Daisy Haiyan Cheng, que en 2008 se hizo con el Château Latour-Laguens, un castillo con treinta hectáreas de viñedos que compró por cerca de un millón de euros. La producción que luego enviaba a su país natal le permitía vender cada botella por entre 20 y 50 euros, diez veces más caro, según contó al medio digital Watson.

Este gran beneficio hizo que muchos otros siguiesen sus pasos y, en una década, 300 terrenos viticultores cambiaron de manos francesas a chinas. Diecisiete años después, la propietaria busca deshacerse del castillo por el módico precio de 150.000 euros. Con ella, otros inversores abandonan la zona, al ver finalizada una era en el mercado chino, con más de 50 dominios en busca de un nuevo comprador, según dijo a Watson Li Lijuan, agente inmobiliario chino, aportadas a Watson.

El retroceso de las inversiones chinas en Burdeos puede atribuirse a múltiples factores. Por un lado, muchos de los nuevos propietarios carecían de experiencia en la gestión de viñedos, lo que dificultó la operación de estas propiedades. Según un informe de la Safer, la agencia francesa de tierras agrícolas, los inversores chinos que se aventuraron en el negocio vitivinícola a menudo desconocían las complejidades del oficio. Incluso se reportó el caso de un propietario asiático que exigió realizar la vendimia en junio por sus intereses comerciales, cuando la uva no está lo suficientemente madura.

Además, las políticas implementadas por el gobierno chino en 2016 para reforzar los controles de capitales y combatir la corrupción también afectaron a los inversores en Burdeos. Estas medidas dificultaron la transferencia de fondos al extranjero, limitando la capacidad de los empresarios chinos para adquirir y mantener propiedades en Francia. Según el medio, la justicia parisina también ha iniciado investigaciones sobre posibles casos de lavado de dinero relacionados con estas inversiones.

La pandemia del covid-19 también tuvo su impacto y redujo el consumo de vinos franceses en China, con una caída del 25% solo en 2023, según la Organización Internacional del Vino (OIV). Este descenso en la demanda ha afectado directamente a los productores que dependían del mercado asiático para sus exportaciones.

A todo ello se une el enfado de la población local, que con el tiempo vio cómo algunos propietarios chinos cambiaban el nombre histórico de los terrenos, con títulos como Château Lièvre d’or» y “Château Impérial”, borrando el legado francés.
(infobae.com)