El interés por el vino inglés refleja un cambio notable en el mercado internacional del vino, especialmente en un momento en el que las ventas de Champagne han disminuido. Según datos recientes, mientras que en 2022 las ventas mundiales de Champagne alcanzaron los 326 millones de botellas, en 2023 bajaron a 300 millones. En el Reino Unido, estas cifras también han caído de 27,7 millones en 2022 a 25 millones en 2023. Este declive coincide con un aumento en el consumo de vino espumoso inglés, que ya se encuentra disponible en copas en muchos restaurantes del país.
Desde 2018, las ventas de vinos espumosos ingleses han crecido un 187%, pasando de 2,2 millones a 6,2 millones de botellas, mientras que las de vinos tranquilos también aumentaron un 117%, de 1,2 millones a 2,6 millones de botellas. Aunque estas cifras todavía son pequeñas comparadas con las de Champagne, demuestran un interés que va en aumento. Stephen Skelton MW, experto en la industria vinícola, señala que el consumo de vino espumoso en el Reino Unido sigue siendo bajo en promedio, pero con tendencias alentadoras.
La inversión ha sido clave para este crecimiento. En los últimos cinco años, más de 480 millones de libras se han destinado al desarrollo de viñedos y bodegas en Inglaterra, según FarmingUK. Nicola Bates, directora ejecutiva de WineGB, señala que, aunque la producción de vino inglés tiene tres décadas, su auge se ha producido en los últimos cinco años, marcando un punto de inflexión.
Algunas de las principales casas vinícolas del mundo han puesto sus ojos en Inglaterra. Taittinger y Vranken Pommery, dos referentes del Champagne, así como Henkell-Freixenet de Alemania y Jackson Family Wines de California, han realizado importantes inversiones. Por ejemplo, Taittinger participa en Domain Evremond en Kent, una bodega de vinos espumosos que comenzó a operar este año tras plantar sus primeras vides en 2015.
La innovación también ha sido un motor. En 2018, la mayor cosecha registrada en el Reino Unido hasta entonces produjo 13,1 millones de botellas, un récord que se superó en 2023 con 22 millones. Además, han surgido bodegas urbanas y contractuales en lugares inusuales, como antiguos molinos o arcos ferroviarios. Defined Wine, la primera bodega contractual 100% del Reino Unido, ha atraído a figuras como Nicholas Lane, con experiencia en propiedades de lujo como Dom Pérignon y Cloudy Bay.
En cuanto a los vinos tranquilos, su aceptación está en aumento. Variedades como Bacchus, Seyval Blanc, Solaris y Pinot Noir Précoce se están haciendo un espacio en el mercado, complementando el dominio de Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier, que representan el 70% de las plantaciones destinadas a vinos espumosos. Skelton revela que la creación de un Chardonnay inglés que pueda competir con los vinos de Chablis podría ser una gran oportunidad para la industria.
En 2024, el Reino Unido contaba con más de 4200 hectáreas de viñedos distribuidas en 1030 viñedos, un crecimiento del 75% en cinco años. Se proyecta que esta cifra alcance las 7600 hectáreas para 2032. Regiones como Kent, East Sussex, West Sussex y Surrey están liderando este desarrollo, atrayendo también a turistas gracias a su proximidad a Londres.
No obstante, no todo es fácil, el sector sufre constantes problemas. La sobreproducción derivada de grandes cosechas ha generado un desajuste entre la oferta y la demanda. Aunque se espera que el exceso de stock permita precios más accesibles, esto plantea problemas para quienes buscan obtener grandes beneficios. Algunos expertos prevén que, en los próximos años, se podrán encontrar vinos espumosos ingleses de método tradicional por menos de 20 libras.
Las exportaciones, aunque en crecimiento, aún representan una pequeña fracción del mercado. Noruega se posiciona como el mayor mercado exterior para los vinos ingleses, con 67 diferentes espumosos disponibles en su monopolio estatal. Otros mercados importantes incluyen Japón, donde los consumidores valoran la afinidad de estos vinos con los platos de pescado.
A pesar de los obstáculos, el entusiasmo por la industria vinícola inglesa es palpable. La combinación de inversión, talento y profesionalización está impulsando un sector que avanza rápidamente. Tanto Skelton como Bates subrayan la importancia de atraer a jóvenes profesionales, especialmente mujeres, a esta industria emergente. Bates concluye que la llegada de expertos internacionales aporta un conocimiento vital para consolidar al Reino Unido como un actor relevante en el mercado mundial del vino.
(vinetur.com)