Chile es un importante país productor de vino en el mundo, y se encuentra en una posición privilegiada por su diversidad de climas y suelos. Sin embargo, el nuevo escenario de cambio climático está provocando grandes desafíos para los productores nacionales.
Actualmente Chile es el primer exportador de vinos de Sudamérica y cuarto exportador mundial de vinos, siendo superado sólo por países europeos de vasta trayectoria en materias vitivinícolas, como Francia, España e Italia.
La superficie total de viñas para vinificación ocupa más de 130.000 hectáreas, las cuales tienen un potencial de producción de vino cercano a los 1.244 millones de litros, considerando un año promedio con buenas condiciones climáticas.
En particular, la producción vitivinícola en el país se desarrolla en valles caracterizados por condiciones climáticas específicas, que se ubican entre las regiones de Atacama hasta La Araucanía, destacando el Valle Central, donde se concentra más del 80% de la producción nacional.
Efectos del cambio climático
En Chile, el cambio climático ha traído consigo eventos como sequías más intensas, olas de calor y cambios en los regímenes de precipitaciones y temperaturas.
Las proyecciones para la zona central de Chile, determinan que, en promedio, la temperatura aumentará 1 °C en el período hasta 2030; 1 °C a 2 °C entre 2040 – 2070; y de 3 °C a 4 °C a finales de siglo.
El aumento de temperatura es especialmente alarmante para la viticultura, porque afecta la fisiología de la vid, determinando su rendimiento y calidad.
De hecho, el acortamiento de las etapas fenológicas, los cambios en la maduración y el tiempo de cosecha, son algunos de los efectos que ya se pueden observar en algunos viñedos.
En cuanto a las precipitaciones, se proyecta una disminución de 5% a 15% para el año 2030, entre los ríos Copiapó y Aysén.
Este escenario de escasez hídrica se ubica como uno de los principales desafíos a los que se enfrenta la industria del vino en el país.
Medidas para hacer frente al cambio climático
Para adaptar la viticultura a los efectos de la temperatura, existen técnicas previas al establecimiento del viñedo como por ejemplo, la búsqueda de nuevas variedades, uso de portainjertos, selección clonal, nuevos sistemas de conducción y/o nuevas zonas de producción vitivinícola.
Aunque también existen técnicas de manejo agronómico que pueden ser utilizadas para contrarrestar los efectos de la temperatura, como la poda mínima, poda de floración, deshojados y la Poda Tardía de Invierno (PIT).
La PIT se diferencia de la poda tradicional, porque se lleva a cabo después de la brotación.
Esta técnica se ha utilizado a nivel internacional en ensayos experimentales, con resultados positivos en países como Australia y España, logrando retrasar la maduración sin afectar la productividad y calidad de las bayas.
En Chile se están implementando estrategias de adaptación como: prácticas agrícolas sostenibles, selección de variedades de vides resistentes al estrés térmico, sequía y enfermedades. Además de implementar tecnologías de riego más eficientes.
Es importante tener en cuenta que las acciones para adaptar la viticultura a las nuevas condiciones climáticas deben ser consideradas como una prioridad, dado que hablamos de un rubro económicamente importante para la agricultura chilena.
Escenario Mundial
Según un estudio publicado por la revista Nature Reviews Earth & Environment, alrededor del 90% de las regiones vitivinícolas tradicionales de España, Italia, Grecia y el Sur de California podrían estar en riesgo de desaparecer para finales de siglo, como consecuencia del cambio climático.
Mientras que en zonas donde el cultivo de la vid es escaso o inexistente, como el sur de Inglaterra, la pampa Argentina, o regiones más altas de los Andes, podrían verse beneficiadas. Aunque, el estudio puntualiza que, la nueva idoneidad de cada una de estas regiones, dependerá de la intensidad del aumento de la temperatura.
Por otro lado, la aparición de nuevas plagas, enfermedades y la creciente ocurrencia de fenómenos meteorológicos extremos (olas de calor, fuertes lluvias, granizo, y heladas), también desafían la producción de vino en algunas regiones. En contraste, otras áreas podrían beneficiarse de la reducción de la presión de plagas y enfermedades.
Finalmente los investigadores señalan que los actuales productores pueden adaptarse hasta un cierto nivel, cambiando el material vegetal (variedades y portainjertos), los sistemas de conducción, y la gestión de los viñedos. Sin embargo, estas adaptaciones podrían no ser suficientes para mantener una producción de vino económicamente viable en todas las zonas.
(Meteored.cl/Tania Maldonado Venegas)
Fuentes y referencias:
-Van Leeuwen, C., Sgubin, G., Bois, B., Ollat, N., Swingedouw, D., Zito, S., & Gambetta, G. A. Climate change impacts and adaptations of wine production. Nature Reviews Earth & Environment. 5(4), 258–275. (2024).
-Revista Tierra Adentro Edición N° 112. INIA: preparando la agricultura para el cambio climático. (2020).
-ODEPA | Oficina de Estudios y Políticas Agrarias. Vinos (2024).