En Suecia, lejos de las regiones vinícolas mediterráneas tradicionales, un grupo de viticultores pioneros está explorando el potencial de este país nórdico para la producción de vino. Lena Magnergård, quien trabajó en comunicación política antes de dedicarse a la viticultura, es una de estas personas. Junto con su esposo Erik Björkman, un agricultor, establecieron un viñedo en Selaön, a una hora al oeste de Estocolmo, en 2019. Este viñedo, considerado el más septentrional de Suecia, cuenta con aproximadamente con una hectárea de viña.
A pesar de haber producido su primer vino hace tres años, Magnergård reconoce que todavía están en una fase de aprendizaje. Con una formación como sumiller, ha encontrado que los libros pueden ser útiles, pero no sustituyen el conocimiento transmitido de generación en generación. Por ello, se ha orientado hacia Francia y sus tradiciones vitivinícolas para guiarse en su proceso de aprendizaje.
La expansión de la viticultura en el norte de Europa, incluyendo Suecia, se debe en parte al desarrollo de nuevas variedades de uva adaptadas a climas fríos, como la solaris. Esta variedad, que Magnergård cultiva en su finca, es conocida por su resistencia a las enfermedades y su capacidad para soportar climas más fríos, con un ciclo de maduración más corto. Estas características la hacen ideal para las condiciones climáticas de los países nórdicos, donde los veranos son cortos y las temperaturas pueden ser bajas.
En la península de Bjäre, al sur de Suecia, otra finca, Thora Vingård, también cultiva la variedad solaris en sus 11 hectáreas de viñedos. Esta finca, creada en 2015 por una pareja sueco-estadounidense, también experimenta con cepas más tradicionales como el pinot noir, lo cual es notable dado que esta variedad típicamente requiere climas más cálidos. Romain Chichery, un viticultor francés asociado con Emma Berto, destaca que la variedad de uvas que pueden prosperar en Suecia fue una sorpresa. Según Chichery, Suecia representa «un nuevo terreno de juego» para la viticultura, con un potencial aún por explorar.
El crecimiento de la viticultura en Suecia está en constante expansión. Chichery menciona que incluso lograron convencer a un agricultor vecino para que plantara 200 pies de viña junto a su explotación lechera. A pesar de estos avances, Chichery reconoce que aún hay trabajo por hacer para mejorar la calidad del vino producido en la región.
El cambio climático, que está afectando a las regiones vinícolas tradicionales, ha llevado a algunos profesionales a considerar el norte de Europa como una nueva frontera para la viticultura. En Suecia, el sector vinícola sigue siendo pequeño, con aproximadamente 200 hectáreas cultivadas, una cifra que, aunque es el doble de lo que había hace cinco años, es mínima en comparación con las vastas extensiones de viñedos en países como Francia.
Murre Sofrakis, un viticultor de 56 años y una figura destacada en la viticultura sueca, posee un viñedo de dos hectáreas en el sur del país. Sofrakis destaca que hay dos tipos de personas en el sector: los empresarios que ven una oportunidad y aquellos para quienes la viticultura es un estilo de vida. Una de las barreras actuales es el sistema de venta de alcohol en Suecia, que obliga a los visitantes a pedir el vino a través del monopolio estatal Systembolaget, limitando así el acceso directo. Sin embargo, el gobierno sueco ha anunciado que está considerando permitir la venta directa en las propiedades a partir de 2025, con un límite de tres litros de vino. Sofrakis cree que esta medida permitirá que el vino sueco compita en igualdad de condiciones con otros países productores.
En términos de producción, Thora Vingård produjo 10.000 botellas el año pasado y tiene la expectativa de alcanzar las 20.000 botellas para la cosecha de 2024. Aunque la industria aún está en sus inicios, hay un interés creciente y un potencial significativo para el desarrollo de la viticultura en Suecia.
(vinetur.com)