En un mundo en el que la Generación Z occidental prefiere un refresco de cola o una cerveza artesanal a una copa de vino, sus homólogos chinos se abren paso con entusiasmo en el mundo del vino, demostrando que las tendencias no son universales. La Generación Z china, un formidable grupo estimado en 260 millones de personas, no sólo está adoptando el vino, sino que está reconfigurando su cultura y su mercado en el país más poblado del mundo.
La generación Z de China ha crecido en un entorno socioeconómico único, caracterizado por el rápido avance tecnológico, un fuerte crecimiento económico seguido de incertidumbres y una política de hijo único que ha influido en sus perspectivas y hábitos de consumo. Esta generación se caracteriza por su elevada presencia en línea, y los estudios sugieren que pasan entre tres y más de seis horas diarias en internet, aprovechándolas para explorar y comprar vinos, entre otros intereses.
A diferencia de sus predecesores o de sus homólogos occidentales, los chinos de la Generación Z muestran una sorprendente apertura mental hacia el vino. Se preocupan menos por el prestigio y más por el placer y el descubrimiento, y acogen con agrado una amplia gama de vinos de todo el mundo, así como marcas de producción local. Esta curiosidad les lleva a explorar desde los tintos y blancos tradicionales hasta opciones menos convencionales como los vinos de naranja, los vinos naturales e incluso las variantes con infusión de té.
El auge de las plataformas de comercio electrónico y las redes sociales ha desempeñado un papel importante en este cambio. Plataformas como Douyin (el TikTok chino) no solo se han convertido en actores clave de las ventas de alcohol, que se dispararon hasta los 2.800 millones de dólares en 2022, sino también en espacios donde compartir y explorar la cultura del vino. A través de estas plataformas, los consumidores de la Generación Z se involucran con una plétora de contenidos sobre el vino, desde vídeos educativos hasta recomendaciones de influencers, lo que ha influido significativamente en sus hábitos de compra y preferencias.
El acercamiento de esta generación al vino también se refleja en sus hábitos de consumo y en los lugares que frecuentan. La popularidad de los bares de vinos y los festivales de comida y bebida entre la Generación Z indica un deseo de experiencias sociales en torno al vino. Estas preferencias sugieren un cambio de la visión del vino como símbolo de estatus a un medio de disfrute y exploración.
Además, el concepto de «guochao», u orgullo nacional por los productos chinos, se ha extendido a la industria vinícola. Esto ha beneficiado a los productores locales, que han tenido dificultades para competir con los vinos importados a pesar de las importantes mejoras de calidad. La apertura de la Generación Z a probar vinos diferentes incluye un creciente interés por las variedades locales, que se alinea con su interés más amplio por apoyar las marcas autóctonas en diversos sectores.
La industria vinícola china, por tanto, se encuentra en una encrucijada fascinante, influida por una generación que valora la diversidad, la calidad y las historias que hay detrás de lo que consume. A medida que la Generación Z sigue haciéndose un hueco en el mundo del vino, no sólo está cambiando la forma de consumirlo, sino que está redefiniendo la cultura que lo rodea, poniendo de relieve una tendencia más amplia de búsqueda de autenticidad, sostenibilidad y disfrute en el consumo.
Esta evolución del mercado chino del vino subraya una tendencia mundial más amplia en la que las generaciones más jóvenes están desafiando las normas y expectativas tradicionales en torno al vino. A medida que este grupo demográfico siga madurando, es probable que su influencia se extienda aún más, estableciendo potencialmente nuevas normas sobre cómo se produce, comercializa y disfruta el vino en todo el mundo.
(vinetur.com)