Cerca de un millar de viticultores se manifestaron por las calles de Burdeos para reclamar ayudas en forma de plan social, sobre todo para arrancar viñas porque consideran que es la única forma de salir de una crisis de sobreproducción.
Varias decenas de tractores y responsables políticos, como dos senadores socialistas del departamento de Gironde, acompañaron al cortejo de manifestantes, que terminó en la prefectura (delegación del Gobierno) para plantear sus reclamaciones a los representantes del Estado, según el diario «Sud Ouest».
Al frente de esta convocatoria está el Colectivo de los Viticultores del 33 (por el número del departamento), que considera que habría que arrancar entre 10.000 y 15.000 hectáreas de viña, en torno al 10 % del total en la Gironde, para equilibrar la oferta y la demanda.
Una forma de responder a una crisis generada por la fuerte competencia, el descenso del consumo de vino corriente y el hundimiento de las ventas en el mercado chino, y que afecta no a los grandes caldos de la denominación de origen de Burdeos, sino al producto corriente que se vende a granel.
Precisamente, la crisis se había visto reflejada en los precios del tonel de 900 litros de vino tinto a granel, cuya cotización se calcula ahora en menos de 700 euros, cuando los profesionales consideran que tendría que ser el doble para que su actividad fuera rentable.
El Consejo Interprofesional del Vino de Burdeos (CIVB), que representa a la profesión, decidió dejar de publicar a comienzos de noviembre las cotizaciones en ese mercado.
El Colectivo de Viticultores del 33 querría una prima de 10.000 euros por hectárea para el arranque de viñas que debería permitir afrontar los costes para la reconversión de las explotaciones.
El problema es que haría falta como mínimo unos 150 millones de euros para financiar ese plan y, desde la reforma de 2008, la Política Agraria Común ya no permite dedicar las subvenciones al arranque de viñas.
(EFE)