La conclusión después de tres años de trabajo es que se alcanzaron buenos resultados con el proyecto de la Universidad de Chile y FIA de apoyo, fortalecimiento y transferencia tecnológica a pequeños productores de vino campesino del secano de los valles del Maule e Itata.
La culminación de este proyecto se dio con una cata de la cosecha 2017 de los vinos de uva País y Cinsault de algunos de los productores que participaron en la iniciativa, y fue en esa degustación donde pudimos constatar que sí hubo una mejoría sustancial en la calidad de los vinos de estos pequeños productores, con un “plus” respecto de la cata de los vinos de la cosecha 2016.
En evento similar en el marco del mismo proyecto U. de Chile/FIA hace un año atrás, los vinos 2016 de País y Cinsault presentaban mejoría en la calidad, pero a nuestro parecer caían en una homogeneidad de estilos, apagando las características más singulares de los vinos, alcanzando todos buena calidad pero con pérdida de identidad y singularidades que sin duda les otorga cada terruño (ver nota al respecto).
Pero en esta cata de los vinos 2017, constatamos que la calidad de los mismos se consolidaba y, lo más auspicioso, ya no había esa homogeneidad, esa suerte de estilo uniforme en los vinos, sino cada uno de ellos tenía un sello único que los distinguía entre sí. A nuestro criterio, preservar la identidad de cada uno de los vinos según su origen es algo primordial, y eso fue muy bien logrado en esta nueva producción de vinos campesinos en el marco del proyecto U. de Chile y FIA.
En la cata de algunos de los vinos de estos pequeños productores participantes del proyecto, se realizó un interesante ejercicio y se incluyeron dos vinos “comerciales”, o sea producidos por viñas de mediano y gran porte consagradas en el mercado. Y el resultado fue categórico: tanto el vino País como el Cinsault “comerciales” presentaron un abanico sensorial muchísimo más pobre que los vinos campesinos, dejando en evidencia el gran potencial de estos vinos de secano de pequeños productores junto a los amantes del vino. Lo esencial aquí es que estos vinos sean conocidos y puedan ser adquiridos por los consumidores.
La enóloga Pilar Miranda, quien estuvo en terreno con los productores en los tres años del proyecto, relató las dificultades que enfrentó esta iniciativa y también los logros, pues no es fácil lidiar con los productores campesinos que tienen prácticas arraigadas por generaciones que debían ser mejoradas para elevar la calidad de sus vinos. Ese trabajo llegó a buen puerto y se espera que la contribución en prácticas más adecuadas tanto en los viñedos como en bodegas, sean adoptadas de manera permanente por los productores y perduren en el tiempo.
Este “Proyecto para el fortalecimiento de la transferencia tecnológica y capacidad de difusión del vino campesino a viticultores del secano” adoptó el nombre genérico de Vinos Patrimoniales de Chile, del cual se puede obtener más información en www.vinospatrimoniales.cl donde se pueden conocer los productores, ver la ubicación de sus bodegas y referencias para poder adquirir sus vinos.
El trabajo realizado junto a los viñateros por el equipo de agrónomos y enólogos de la Universidad de Chile dirigido por Alvaro Peña, fue mejorar las labores en los viñedos, con asesoría en poda, nutrición, plagas, suelos. En bodega se enfocaron en mejorar las condiciones de las mismas, en aspectos de higiene y más conocimiento acerca del proceso de vinificación, con implementación en el uso de algunos instrumentos en los procesos de fermentación, y a nivel de promoción se logró un diseño único de etiquetas para vender los vinos con la denominación genérica de Grower’s, e individualizados con la firma de cada productor.
El desafío que queda ahora es que los vinos Grower’s resultantes de este proyecto puedan ser comercializados en su totalidad por los productores, que estos adopten los conocimientos y prácticas nuevas en las que fueron asesorados para mejorar la calidad, y que sigan produciendo con esos patrones sin dejar de lado sus singularidades y características propias,
Y si así ocurre, como ya lo dijimos el año pasado, para lograr un real impacto entre los pequeños productores y sus estándares de vida, es fundamental implementar iniciativas que busquen romper con las trabas a la comercialización de “nuevos” actores en el mercado vitivinícola.
(Alejandro Tumayan – todovinos.cl)