En la localidad del cerro Name y las Ciénagas del Name, al norte de Cauquenes, Región del Maule, el paisaje es devastador después de los incendios que quemaron literalmente todo el cerro y una parte de sus alrededores.
Un panorama de cenizas, polvo y árboles quemados en grandes cantidades es lo que se observa ahora en Name, un lugar que siempre irradiaba belleza por su vegetación nativa, viñas y claro, las inmensas plantaciones de pinos y eucaliptos que ahora lucen de pie pero totalmente carbonizados.
La semana pasada, cuando se desató el incendio en el cerro Name y alrededores, los pobladores rurales de la zona vivieron un verdadero infierno, pues las dimensiones dantescas del siniestro consumieron la totalidad del cerro y amenazaron en expandirse a los campos contiguos, donde sin embargo muchas viñas se quemaron o fueron chamuscadas por las llamas, y otras se salvaron milagrosamente por el cambio en la dirección del viento o por algunos cortafuegos improvisados por los vecinos evitó lo peor.
Las imágenes son impresionantes y los testimonios de los campesinos que habitan hace generaciones en Name son desgarradores. Se emociona Doña Elba Letelier al relatar lo que fueron esos días que estuvieron amenazados por miles de árboles que ardían en todo el cerro Name con llamas que bajaban hacia la Ciénaga y las casas, viñas y cultivos contiguos. «Días antes miraba al horizonte y presentía algo raro y malo que iba a venir, pero nunca me imaginé que sería este infierno», relata Doña Elba, que junto a su esposo Manuel Díaz y sus hijos, Macarena, Karim y Juan, combatieron las llamas para evitar que se quemaran viñas, cultivos y animales.
Pasada la brutal emergencia tratan ahora de sobreponerse al impacto, temor e incertidumbre que dejó el siniestro, y con la ayuda que están recibiendo de parte de organismos estatales y donaciones de particulares, buscan encontrar nuevamente alguna normalidad en sus vidas.
Las Ciénagas del Name son un santuario de la naturaleza que no fue directamente afectado por las llamas, aunque la cercanía del cerro Name que se quemó en su totalidad, alteró el equilibrio natural de todo el medio ambiente. Las aguas de las ciénagas disminuyeron, muchos pájaros y otros animales que allí habitan huyeron, y se respira todavía el humo y cenizas que dejó el destructivo paso de las llamas.
Milagrosamente se salvaron la mayoría de las casas de madera que habitan desde hace algunos años, después que el terremoto de Febrero de 2010 derribara las tradicionales casas de adobe de las familias que allí viven hace generaciones.
La invasión de las plantaciones forestales habían destruido y sustituido paulatinamente el bosque nativo del cerro Name. Unas pocas quebradas con especies nativas había sobrevivido a los monocultivos, pero ahora son cenizas al igual que miles de pinos y eucaliptos que llegaban hasta la cumbre del cerro, desde donde se puede observar el mar de la costa sur de la Región del Maule.
En los campos cercanos al cerro Name, en la localidad de San Ramón, el joven viñatero Sebastián Sánchez Quero, de Bodega Ciénaga (vino Terco), salvó parcialmente sus parras de vino País, aunque las plantas que no fueron quemadas tendrán un rendimiento menor de hasta 50% y también habrá que ver cómo resulta la uva de esta vendimia por las altas temperaturas provocadas por los incendios.
Desde sus viñedos se observa a los alrededores la destrucción de pastos y árboles, cuyas llamas mantuvieron a su familia trabajando para evitar que alcanzara toda la viña y las casas. Los otros viñedos que tiene la familia muy cerca del cerro Name se salvaron de milagro por el cambio ne la dirección del viento y las llamas.
Las imágenes de Name hablan por si solas de la destrucción que devastó toda la localidad. Ahora los pequeños productores de vinos de Cauquenes esperan ver cómo reaccionarán esas parras centenarias de uva País tras el paso de las llamas. Verán si brotan nuevamente y de qué forma lo hacen, lo que definirá para las próximas vendimias si la recuperación de estas parras será efectiva y de qué manera será si realmente eso ocurre.
Los viñateros de Cauquenes también lidian con otros problemas, como son el alimento para sus animales, polines para las cercas quemadas de sus campos y alimentos e ingresos para su sustento tras la destrucción de otros cultivos. Y esto se da porque los viñateros son campesinos, viven en y del campo, producen uvas y vinos pero también tienen unos pocos animales, pavos, pollos, huertos, algunos frutales, hortalizas, todo a pequeña escala, lo que conforma esa tradicional cultura y estilo de vida campesina de miles de familias siniestradas por los incendios de la industria forestal.
(Alejandro Tumayan / todovinos.cl)