Que la suba de precios se duplicó esta temporada. Que es difícil encontrar volúmenes de vino de calidad en condiciones de ser adquiridos, en buena parte producto de la merma de cosecha. Con tres meses de vino nuevo, son varios los factores sobre los que se sustenta una tendencia incipiente que desde la industria vitivinícola tiene un norte: la búsqueda de vino de Chile, e incluso España.
Nadie confirma operaciones, aunque sí sondeos y contactos con varios grupos trasladistas que en las últimas semanas visitaron bodegas con ofertas de entre 5 y 10 millones de litros. Los valores, que hasta julio mantenían una brecha de hasta $ 3 por litro a favor de los caldos mendocinos ya no son un obstáculo: en los últimos días de agosto se empardaron en poco más de $9.
En apenas dos semanas, el promedio de $ 6,70 que se pagaba trepó alrededor de un 35%. Y con la misma rapidez, posicionó al trasladismo chileno como proveedor.
Al menos 2 de los cuatro grandes tenedores de volúmenes del mercado argentino recibieron “visitas” de potenciales vendedores a ese precio, puesto en Mendoza. Para los que siguen de cerca el devenir de la situación, no hay muchas alternativas: o se paga lo que piden los oferentes, o se corre el riesgo de quebrar stocks, hoy entre los 2 y 3 meses.
“Fue una cosecha pobre, y vino no sobra”, dice lacónicamente José Luis Güerci, histórico referente en el área de grandes volúmenes del grupo Peñaflor.
Lejos de disipar la posibilidad de importar, un horizonte nublado la sostiene. Es que la expectativa de heladas, sumada a la retención de volúmenes y un freno a la caída de ventas (que se profundizó un 12,5% en julio, según el INV), hace que la proyección de existencias vínicas quede por debajo de los 2 meses.
“Hay desesperación. Lo que piden los chilenos no es una locura frente a lo que hay que pagar acá, aunque a los productores no les alcance para cubrir costos de una cosecha 40% inferior y una inflación del 30%”, evaluó otra fuente.
Con la temporada 2009 como último antecedente de haber adquirido volúmenes en el mercado trasandino, desde Fecovita tampoco descartan esa vía en un momento del mercado que muchos evalúan como delicado.
Según Marcelo Federici, del área financiera de la red cooperativista, “trabajar así es no tener stocks. Si le sumamos una mejora del poder adquisitivo se da un escenario en el que la industria deberá a salir fuerte a buscar volúmenes”.
Con una comercialización total que el último mes apenas superó 1 millón de hectolitros, (792 mil en despachos y unos 193 mil de exportaciones, el umbral, dicen los que saben, se ubicaría en los 850 mil.
Visto desde el punto de vista de la demanda de vino tinto, hay datos más gráficos. En un mercado como el argentino, que actualmente mueve algo más de 70 millones de litros, de los cuales un 80% son de color, si se importara la totalidad de caldos trasandinos que están en danza al menos 2 de cada 10 litros de vino tinto serían de origen chileno.
Chile, España y los súper
En una jornada organizada recientemente en un hotel en pleno Centro por Prochile para promover encadenamientos productivos, no fueron pocas las bodegas que participaron. Respecto a las operaciones en sentido inverso, desde la entidad que promueven las exportaciones chilenas no niegan que la posibilidad favorezca tanto a grandes grupos vitivinícolas trasandinos como a los que no lo son.
“Puede centrarse en cepas que no se producen en Argentina, y en cuanto a interés favorecer incluso a viñas más pequeñas, con menor capacidad exportable”, analizó Martín Bunster, del departamento económico de Prochile.
Entre los fraccionados, la comparación muestra que, mientras a nivel local el vino en tetrabrik ronda los $ 30, un varietal embotellado de mediana calidad en Chile se vende en alrededor de $ 50.
Si bien desde INV confirmaron que todavía no se asentaron transacciones ni ingreso de volúmenes informados desde Aduanas, la puerta está abierta. Y España, obligada por una cosecha excedentaria, también quiere entrar.
A través de distintos brokers, la industria ibérica sale al mundo con una oferta global de unos 100 millones de litros que necesita colocar. Aunque la logística es distinta, los valores se acercan bastante a la de los operadores chilenos.
“Con una fuerte escasez y un mercado recesivo, la industria tiene que deponer ciertas actitudes y recomponer viñedos.
Una vitivinicultura 10% más chica como la del primer semestre exige acuerdos para recuperar el equilibrio interno”, analizó Sergio Villanueva, de la UVA, que observa al tipo de cambio actual más favorable a la importación y las restricciones de oferta local como dos grandes factores.
Los memoriosos recuerdan lo ocurrido en 2003, cuando ante la necesidad de importar, hasta las mismas cadenas supermercadistas de capitales extranjeros se ocuparon de adquirir vino embotellado de su país de origen.
Para algunos, el cuadro puede volver a darse si las condiciones no se modifican. A criterio de Juan Carlos Pina, de Bodegas de Argentina, “frente a valores que se duplicaron, a algunas bodegas les conviene buscar vino afuera. Pero la caída de ventas puede frenar la suba de precios. Habrá que esperar; recién llevamos tres meses”.
(losandes.com.ar/Miguel Angles Flores)