Pasión, historia y futuro en los viñedos del Bandido Neira

bandi05Sin duda hay pasión, mucha voluntad, y para que decir historia pero también futuro en la Viña de Neira, cuyo quehacer viñatero se remonta siglos atrás en el sector de Guarilihue, Valle del Itata, hasta donde llegaron los parientes del Bandido Neira apenas se celebraba la Independencia de Chile.

En homenaje a ese singular antepasado llamaron a sus vinos Bandido Neira, tanto los tranquilos como espumantes, buscando las raíces que unen a la familia Neira con ese territorio repleto de lomas y microvalles del Itata, donde se asentaron en las primeras décadas de los años de 1800, tras acatar la recomendación del Bandido Neira de que se fueran al sur porque su futuro era muy incierto en el centro del país, tras la declaración de la Independencia y la reincidencia en sus prácticas bandoleras tras haber participado en las guerrillas contra los realistas.

bandidoActualmente los Neira están diseminados por varios campos en el sector de Guarilihue, municipio de Ránquil, Valle del Itata, a 20 kilómetros de la costa: son hermanos, primos, sobrinos, nietos, bisnietos, etc. Hay muchos Neira en la zona, pero es en Alto Guarilihue donde están los viñedos de Viña de Neira, campos heredados de sus antepasados por Yamil Neira, quien nació y creció en esa zona vitivinícola un par de siglos más tarde y que ahora, junto a su esposa Elizabeth González y sus hijos Felipe y Víctor, busca proyectar en el tiempo la vocación vitivinícola de su familia y de esos territorios.

Quedan a la vista todavía las construcciones de la bodega donde el padre de Yamil vinificaba, lógicamente con algunos daños y arreglos a causa de los sucesivos terremotos que han azotado con fuerza la zona del Itata y región a través de los tiempos, pero es memorable que aún estén de pie y las podamos disfrutar.

Es un muy bello campo con 8,3 hectáreas de viñas principalmente Cinsault y Moscatel, algo de País, las originales, junto a otras variedades que han plantado en los últimos años como Pinot Noir y Cabernet Sauvignon.

bandi02Los Neira producen actualmente vinos Cinsault, Moscatel, Cabernet Sauvignon a cargo de Yamil, espumantes a cargo de Felipe, y su hermano Víctor vela por los late harvest. Y Elizabeth ¿que hace ella?…..Bueno, ella es la dueña de la empresa y responsable de la logística y recepción de visitantes, pues se encarga de todas las preparaciones cuando llegan a la viña turistas o invitados, ofreciéndoles muy ricas y variadas comidas criollas, con vegetales y aliños de la propia huerta, empanadas y sopaipillas caseras, carnes asadas, legumbres de la zona, etc.

Con pasión Yamil cuenta acerca de sus vivencias de niño en esos campos, recuerdos de la bodega, de las viñas sin fin que cubrían todas las lomas que componen el paisaje en esa zona del Valle del Itata, y que ahora, lamentablemente, están seriamente disminuidas por la plaga mercantilista de los monocultivos forestales que matan los suelos, expulsan a la gente de sus campos tras la compra a bajos precios de sus tierras, y perjudican la biodiversidad que se ha formado a través de los siglos.

bandi06Preservar las viñas, producir vinos artesanales, puros, sin químicos, lograr que sean conocidos, bebidos y disfrutados, así como compartirlos en la propia viña bajo unas añosas encinas junto a sabrosos platos criollos, es el afán que motiva a los Neira, y que pude experimentar por un par de días y todos los que deseen lo pueden hacer, previa comunicación y reserva.

En esa estadía realizamos junto a Yamil y Felipe una cata vertical de Cinsault, de las añadas 2012, 2013, 2014 y 2015. El Cinsault Bandido Neira tiene un estilo más vigoroso, con más cuerpo que otros vinos de esta variedad de otras zonas del Itata o de Cauquenes, lo que lo hace muy adecuado para acompañar comidas de los más variados tipos.

bandi08Además de la buena calidad de los vinos, lo mejor de la cata vertical fue constatar como estaba en su punto preciso el Bandido Neira Cinsault 2013, de lindo y brillante color rojo a pesar de sus tres años, pues se acostumbra a beber los vinos Cinsault muy jóvenes, del año de cosecha, doce o 18 meses después, pero éste estaba muy bueno a 36 meses de su producción. El Cinsault de 2012 estaba muy bueno también, pero a mi juicio un pelín pasado, no por su sabor sino por un leve matiz marrón en su rojo profundo. Los más nuevos: a los del 2014 les faltan algunos meses a un año para alcanzar su punto preciso; y a los del 2015 les resta en botella al menos un par de años para alcanzar su máxima y equilibrada expresión, claro, todo esto según el gusto de quién escribe, pueden haber divergencias, las que en este ámbito son siempre constructivas a la diversidad.

Pero había una sorpresa más en la Viña de Neira. A pocos metros de la añosa bodega está la máxima expresión de lo que era el Itata hace varios siglos atrás: una reserva de bosque nativo de 4,5 hectáreas que muestra la diversidad de la vegetación de la zona antes de la intervención humana, una belleza vegetal con grandes y centenarios árboles y las más variadas especies vegetales, es la Foresta.

 

 

bandi03Yamil Neira recuerda que de niño la Foresta era mucho más extensa, pues en los tiempos de su abuelo todavía sacaban algunos árboles para hacer estacas. Cuenta que cuando era pequeño siempre se quedaba horas en la Foresta, le encantaba ese lugar, la recorría por sus enmarañados e improvisados senderos, gusto y costumbre que su abuelo Floirán la recordó poco antes de morir y le comunicó que la Foresta se la dejaría como herencia porque sabía que la preservaría.

Y así ha sido. Yamil y familia hicieron todo lo adecuado para que la Foresta transcienda en el tiempo y las generaciones, pues la han declarado junto a la Conaf como Reserva de bosque nativo cercándola en todo su perímetro, lo cual ha ahuyentado a los cazadores y taladores esporádicos que le hacía daño y que eventualmente podían ser causa de su destrucción.

Y en su afán de preservar, Yamil va por más, pues en algunos campos vecinos también hay algunos «lunares» de bosque nativo que busca preservar, para lo cual está en sendas conversaciones con sus vecinos para que adopten la misma medida que ellos: declarar esos bosques nativos como Reservas ante la Conaf, lo cuál asegura su preservación en el tiempo.

bandi01Ese es el territorio y/o terruño de los Neira en Alto Guarilihue, una actual «radiografía» del Valle del Itata, donde conviven los añosos viñedos cargados de historia, extensiones de monocultivos forestales y oasis de bosques nativos. Es allí donde esta familia hace sus vinos de manera artesanal y paso a paso, llevando consigo una herencia histórica de siglos y buscando proyectarse hacia el futuro con los más jóvenes. El Bandido Neira estaría más que orgulloso y tal vez incluso dejaría esa manía de armar bandos para sus fechorías que lo separó de su familia hace siglos.

(Alejandro Tumayan / todovinos.cl)                                     -Viña de Neira: http://www.vinosdeneira.cl/

 

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