Desde la semana pasada, varias regiones españolas se encuentran bajo un manto naranja de arena. Este fenómeno climático está provocado por las corrientes que pasan por encima del Sáhara, de hecho es un viento siroco que viene del sureste, del Sáhara cercano, provocado por la formación de una zona de altas presiones en el norte de África. Los vientos continuaron su viaje hasta las costas de España y Portugal, subieron al norte e incluso llegaron a los Alpes suizos.
Desde la firma Elaisian, empresa que ofrece un servicio de detección y alerta ante posibles problemas para las plantaciones, nos explican las consecuencias positivas y negativas que puede tener la calima para los viñedos.
Estos vientos pueden tener efectos tanto positivos como negativos.
Los efectos positivos se traducen en una serie de beneficios medioambientales. De hecho, estos vientos son ricos en minerales y nutrientes que mejoran tanto las condiciones del suelo como el componente marino. Por su color se sabe que son ricos en hierro, pero también contienen porcentajes variables de otros elementos. Por ejemplo, el fósforo también está presente, y los dos elementos permiten aumentar la biomasa marina, ya que los entornos marinos suelen tener dificultades para recibir ciertos elementos que están presentes en grandes cantidades en la tierra.
Pero como sabemos, en los cultivos se utiliza a menudo el fosforo, que, además también sirve para el crecimiento de las plantas no cultivadas, cuando es aportado de forma natural por eventos climáticos, manteniendo así un equilibrio natural. Este fenómeno es muy conocido en meteorología, y siguiendo las corrientes podemos ver cómo las arenas de los desiertos alimentan las mayores selvas tropicales, como la del Amazonas.
En el lado negativo, existe un peligro tanto para los humanos como para las plantas. Si está presente en grandes cantidades en el aire, puede ser peligroso para las vías respiratorias. En este caso, deben seguirse las instrucciones del Servicio Nacional de Salud relativas a fenómenos meteorológicos extraordinarios como éste.
En cuanto a los viñedos, se ven afectados por el recubrimiento que se produce en todos los órganos. A menudo se deposita una gruesa capa de arena, que reduce o limita totalmente la capacidad de fotosíntesis de la planta y cierra los estomas, lo que también reduce la respiración de las hojas. También aumenta la erosión del suelo debido a la fuerza de los vientos y a la composición arenosa. También existe una posibilidad de empeorar la calidad del agua.
En el caso de los viñedos, una solución, siempre que sea posible, es utilizar el lavado a alta presión para limpiarlos. Obviamente, esta solución no es económica, especialmente para las pequeñas bodegas. Para esto último, una solución podría ser intervenir con tratamientos en el follaje y mezclarlos en la fase final con bioestimulantes para reducir los posibles daños que no son evidentes inmediatamente.
Obviamente, si la arena se ha depositado bien, podría afectar directamente a los estomas. En este caso, el agua no será la solución definitiva, pero al menos podría aportar beneficios inmediatos a la vegetación. Esperando que la lluvia llegue y resuelva la situación en su ciclo natural.
(vinetur.com)